viernes, 31 de agosto de 2007

Sos mas linda que una integral triple...

Escuché al amor.

Nunca había sentido algo semejante, jamás percibí algo tan puro, puro y prendido fuego a la vez.

Duró menos que un segundo, mucho menos, y quedé rogando al cielo que me diera la oportunidad de volverlo a escuchar, oportunidad que por el momento el reino de dios no me ha brindado.

Haber tenido la ocasión de escucharlo tan de cerca me llenó de paz, emoción y ternura. No pretendo exigir oírlo otra vez, pero sí aseguro que voy a hacer mi mejor esfuerzo por sentir aunque sea una sola vez más su candor.

La situación fue mágica, las miradas cruzadas, entre ingenuas y lujuriosas, la inocencia, el contexto, la luz, lo impulsivo del acto, lo tiernamente torpe de su ejecución.

En el momento pude notar que todos los privilegiados espectadores habíamos desaparecido para la pareja de enamorados, y allí se entregaron a ese beso que me impactó profundamente, y nos regalaron sin querer, ese conjunto de imágenes pegaditas una atrás de la otra, y ese sonido final que se convirtió en el broche de oro de un momento sin igual.

Este hecho ocurrió en facultad de ingeniería hace dos años y tres meses, durante una clase, con más de cien almas por testigo, ocurrió hace dos años y tres meses y el sonido del choque de los lentes de los nerds me ha quedado grabado en la mente hasta hoy.

martes, 21 de agosto de 2007

Princesa:

Ha llegado el momento de decir la verdad, porque ya somos grandes para la ininteligible intención del verborrágico discurso diplomático, porque los rodeos deberían quedar en el pasado, y en el campo.

Porque las cinturas deberían ser para las personas y no para las charlas que mantenemos.

Porque prefiero morir con un tenedor en la mano en medio de una lluvia de sopa, porque camino por las sendas de la vida esquivando el chaparrón de mi propia conciencia que me condena a sufrir por no decirte lo que debería, y actuar en consecuencia.

Porque elijo arrepentirme de la acción y no de la omisión.

Porque no te mereces el dolor que te causo, y porque la frialdad del sicario ya me ha caracterizado durante demasiados años.

Porque no soporto mas la convivencia con la desazón, porque no tengo un espejo, ni tengo un souvenir, porque no me banco mas tu cara larga ni me banco seguir dejando larga mi tristeza.

Porque es fútil la diferencia entre el desprecio que recibiré y el premio gordo de la presentación demagoga.

Por eso te digo:

“Es lo que hay, valor”