jueves, 7 de junio de 2007

Chorros for export

La mañana era espantosa, caminé unas cuadras respirando gotas de humedad, y otras las hice montado en un taxi.

Cuando llegué a mi destino, un cuida coches me abrió la puerta del coche de alquiler para obtener una escueta propina.

En ese momento divisé la cantidad de gente que había esperando en el lugar, eran muchos. Los números se repartirían a partir de las 7 AM y eran solo 150, en caso de no llegar tendría que madrugar otro día.

Evidentemente el cuida coches notó la decepción en mi cara y se acercó para hacerme por lo bajo una propuesta:


CC – pssst....pssst...pibe, vení

YO – Yo?

CC – No...el otro....claro infeliz, vení, escuchame, tengo en la punta de la cola cuatro amigos, los puse ahí para vender las posiciones, por unos pesitos quedas puntero, de otra manera no llegas.

YO – vos decís?

CC – No llegas, dalo por hecho.


Yo dudé de la honestidad del cuidador, de manera que agradecí su propuesta (mas por miedo que por respeto) y opté por encaminarme hacia el final de la cola.

El ambiente era turbio, había muchas caras raras en el entorno, no raras, sino mas bien feas, caras feas.

Por alguna razón empecé a presentir que algo malo podía pasar, era por todos sabido que las personas de la cola llevábamos cierto dinero encima, pues el trámite tenía costos importantes. Finalmente mis presunciones se hicieron carne.

Por la esquina aparecieron dos malandros armados con pistolas, y comenzaron a recorrer la cola desde el final al principio al grito de “¡sabemos que tienen de tres lucas p’arriba, vamo’ entregando!”.

Así afanaron a todos los de la cola, hasta que llegaron a los flacos que aguantaban los primeros lugares para venderlos:


Malandro – ¡Dame las tres lucas valor!

Flacoqueaguantabaparavendersulugarenlacola – No tengo...

M – ¿cómo que no tenés? ¿Y que hacías acá?

F – Estaba achicando acá unos lugares en la cola para venderlos por unos pesos, toy en la lona flaco.

M – Que ingenioso...

Malandro 2 – Roque...vení, vamos a hablar un tema.


Roque, el primero de los cacos se acercó a Cesar y charlaron unos minutos en voz baja, volvieron a acercarse a los vendedores de posiciones con notorio entusiasmo.

Les entregaron mil pesos a cambio de los dos primeros lugares y se aprestaron a sacar su pasaporte.