domingo, 28 de diciembre de 2008

Terapia - Capítulo 12 - Episodio del reencuentro (Final)

El timbre sonó en la casa de Darío, un timbrazo corto. Darío pintaba un cuadro vestido con ropa vieja. Era sábado.

Atrás de la puerta Martina esperaba. Usaba un vestido colorido, con arabéscos, cintura princesa y sin mangas.

Darío no sabía que algo pasaría, pero podía sospecharlo.

Abrió la puerta, y la vio radiante, hermosa, más que de costumbre.

No se explicaba Darío cómo Martina había llegado hasta allí. Sin embargo la respuesta estaba ante sus ojos, Martina llevaba bajo sus brazos cruzados, uno de los libros de Quiroga que sabía que él había leído.

Ese libro usado la había guiado hasta su casa. Darío miró el libro y luego juntó su mirada con la de Martina, sonrieron.

Finalmente Darío sacó del bolsillo una tarjeta personal de Martina, y se la mostró con mirada cómplice.

Martina nunca se había hecho imprimir tarjetas personales.

FIN.

martes, 23 de diciembre de 2008

Terapia - Capítulo 11 - Episodio del adiós (Penúltimo)

Noelia le explicó a Martina que el adiós llegó de manera repentina. Un buen día, él se sentó con ella y le dijo:

EL- Noe, te tengo que confesar que no he podido sacarme de la cabeza a otra mujer. Es una chica que conocí hace tiempo, me hubiese gustado cambiarle de ojos, para poder verme mirándola, pero ella, por ética docente, me dijo que no. No pude ir más a esa facultad.

A Martina, la sicóloga, se le hizo un nudo en el estómago, esa frase se le hizo inconfundible. Y, aunque bien podría haber sido una casualidad, ella había recibido un elogio similar cuándo daba clases en la facultad de sicología.

Él era un alumno que destacaba entre los demás, quizás por ser más grande que la mayor parte de sus compañeros encaraba la facultad más seriamente. Siempre se quedaba en el salón de clase fuera de horario, conversando con ella, comentaban cuestiones académicas, y de la vida. Se llamaba Darío. Su padre le había puesto el mismo nombre que Horacio Quiroga le había puesto a su único hijo varón.

Luego de dialogar un poco más con Noelia, Martina comprendió que sí, se trataba del mismo Darío.

Despidió a Noelia para poder pensar.

Martina ya no tenía contacto alguno con Darío. Él había dejado la facultad, y ella la docencia, para dedicarse por completo a la terapia.

Toda la semana Darío ocupó su mente, era cierto que solamente lo había rechazado por ser su profesora, porque en realidad el hombre le gustaba, y más le gustaba luego de todo lo que había hablado con Noelia.

La ética profesional, por otro lado, volvía a ser un problema.

Pero Martina tomó una decisión y la llevaría a cabo.

martes, 16 de diciembre de 2008

Terapia - Capítulo 10 - Episodio de los libros

Martina, él era un tipo diferente. No sé como hacértelo comprender en sus justas dimensiones.

Fijate que en un momento lo increpé en broma por la manera en la que me había encarado. Él me explicó que nunca le había gustado la idea de conocer gente de esas maneras en las que la gente solía conocerse. Prefería otras.

No le gustaba conocerlas en boliches, no le gustaba conocerlas en fiestas, no le gustaba que se las presentara un amigo en común, le gustaba utilizar otros caminos, le aburría lo común, aunque no lo dijera.

Según él, esos lugares comunes daban lugar a que la gente ya fuera preparada a aprobar ó desaprobar a un extraño que se acerca a hablar. Sin embargo, el encuentro inesperado, deja que prime la intuición, lo inmediato, la atracción, sin tanta influencia del costado racional de las personas.

Además, me explicó que prefería otros lugares, porque esos quizás, podían ofrecer algo más de información acerca de la otra persona, por ejemplo me decía que podía conocer una persona en el museo de Artes Visuales, si le gustaran las personas interesadas por la pintura, o la fotografía, incluso me dijo que podía ser más específico, al punto que pudiera acercarse a una persona que mirara determinada cantidad de tiempo, o de manera especial una obra en particular.

Eso me lo dijo cómo ejemplo, y me aclaró que conmigo no había pasado eso.


EL – Contigo no pasó eso, no me interesan particularmente las compradoras de yerba, sin embargo, sí cumplí con la primera parte, con la parte del acercamiento sorpresivo.

Por otro lado, me llegó a confesar una de sus fantasías de seducción, que según él nunca había llegado a cumplir.

EL – Siempre quise conocer una chica a través de una librería que frecuento.

Resulta que la librería ésta, compra y vende libros usados cerca de la facultad dónde yo iba. En particular, yo compro libros, los leo, y al tiempo los vendo y compro otros, perdiendo un poco de dinero por el cambio. Siempre tuve la fantasía de encontrar en un libro que leyera algún apunte ajeno al margen, cómo los que hago yo en los libros que leo.

Siempre me imaginé que pasaría si un apunte de otra persona interrumpiera mi ejercicio solitario de lectura. O si un apunte de los míos atrajera la atención de otro lector que se complace con los mismos autores que yo.

Es cómo terminar acompañado en una actividad naturalmente individual, esto cumple las dos condiciones de las que te hablé hace un rato. La sorpresa y el tema de los intereses en común.

Esa librería tiene un montón de libros leídos por mí, con notas escritas por mí. Y algunos de esos, tienen alguna referencia que dejé como al descuido, para que -si hubiera una interesada- me pudiera encontrar.

Cuándo estaba solo, todas las veces que iba a la librería, vichaba con cuidado si “mis libros” todavía estaban a la venta, o intentaba ver si alguien se los llevaba justo en el momento que yo estaba ahí.

Después de contarme todo, me volvió a aclarar que no había pasado nunca nada con esas notas, y que no iba a pasar nada tampoco. Me lo contaba para mostrarme un ejemplo de cómo le gustaba a él que ocurriesen las cosas.

Pero creo que te debería ir contando cómo llegó el final. A eso voy.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Terapia - Capítulo 9 - Episodio de la segunda sesión

Para la segunda sesión Martina se había preparado, y su objetivo era investigar cuál consideraba Noelia que era la razón por la cuál estaba asistiendo a terapia con ella.

Así fue que después de conversar un rato con Noelia, directamente se lo preguntó.

Noelia no interpretó bien la pregunta, así que lo que respondió fue porqué había elegido a Martina cómo terapeuta.

Noelia – Fijate que ironía, estoy viniendo contigo porque él una vez dejó en casa una tarjeta tuya. Un compañero del teatro te había recomendado.

Alli Martina le aclaró que no le preguntaba porque asistía con ella, sino porqué consideraba que estaba yendo a terapia.

Noelia le respondió que ella nunca había pensado asistir a terapia, sin embargo, luego de haberse relacionado con este hombre, y haber charlado sobre el tema, había abierto su mente a esta posibilidad.

Además, le explicó que si bien la relación con él había durado unos pocos meses, la había dejado muy tocada, sobre todo tomando en cuenta la manera en la cuál había terminado.

Noelia – Pero eso todavía no te lo conté.

A partir de la primer cita todo comenzó a fluir de maravillas, él era divertido, romántico, pero por sobre todas las cosas, era distinto.

Si bien la relación duró unos pocos meses, la manera de cortarla fue lo más raro, y lo que me dejó más confusa.

Luego de la primera cita, tuvimos varias más, todas diferentes, fuimos a correr en karting, fuimos al campo de un amigo suyo, fuimos a la presentación de un libro que no nos gustaba, para burlarnos, a bailar a discotecas de esas que reciben a las faunas más extrañas, él nunca se cansaba de innovar, es más, nunca repitió una propuesta. Nunca.

Por eso era más lindo estar con él que con cualquier hombre que hubiera conocido, era divertido, era variable, no sé como decirlo, era un novio nuevo todos los días.

Pero parece que así como se aburría de todas las cosas constantes, estables, sin riesgos, se aburrió de mí.


Martina inmediatamente pensó en lo atractivo podía ser un hombre así, y comprendió como mujer, cuál era la causa por la cuál Martina estaba yendo a terapia.

lunes, 1 de diciembre de 2008

Terapia - Capítulo 8 - Episodio del primer encuentro

En la puerta del teatro, me saludó y me agradeció que hubiera ido, cuándo lo fui a felicitar por la obra, me interrumpió, diciendo algo así:

El – Esto me encanta, mirá.

Noelia – ¿Qué cosa?

El – Al final, me saco el maquillaje rápido, y como nadie me reconoce, salgo a escuchar los comentarios de la puerta.

Me reí, y juntos hicimos el ejercicio de escuchar los comentarios de la puerta. El me explicó que la primera impresión estaba ahí, y que esa era su forma de recogerla.

A los dos minutos, estábamos de nuevo mirándonos frente a frente, en silencio no-incómodo.

Complacido por los minutos de comentarios de puerta, me invitó a tomar algo, y accedí.

Cuándo llegamos al bar en cuestión, me pedí un martini, y él pidió un té.

MARTINA- ¿Un té?

Si, lo peor es que me volvió a dejar desacomodada, me sentí un poco desubicada por la diferencia de nuestros encargos, sin embargo, el no le prestó ni un segundo de atención a la misma.


Había pasado mucho tiempo para la sesión, y Martina ya tenía gente esperándola, así que terminó de escuchar una parte de la historia de la primera cita, y quedaron de seguir la semana siguiente.

La historia era interesante, sin embargo, lo que todavía Martina no comprendía era qué impulsaba a Noelia hacía la terapia.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Terapia - Capítulo 7 - Episodio de la obra de teatro

Llegué casi a la hora de función.

Pero no lo vi. El tipo no se había presentado. Exploté. Me había puesto linda, me había maquillado. ¿Y él señor no se presentaba?

Nuevamente, dudé si entrar o no. Pero ya estaba ahí, y la obra parecía interesante. Así que entré.

Debo confesar que me sentía un poco idiota. Nunca había ido sola al teatro, por alguna razón, me sentía observada, sentía que todos los demás ya se habían dado cuenta de lo que había pasado.

En los minutos previos al comienzo de la obra tuve la esperanza de que apareciera, apurado, excusándose por haber llegado tarde, pero no, tampoco eso ocurrió.

A cambio de eso, la obra empezó, y resultó ser lo suficientemente entretenida cómo para hacerme olvidar el mal momento rápidamente.


Martina interrumpió, exaltada:

¿No apareció más? ¡Es para matarlo!

Noelia le aclaró:

Si, apareció, pero ¿sabés como? ¡Arriba del escenario! ¡El tipo actuaba en la obra!

Martina se inclinaba hacia delante, con expectativa, cómo si eso no fuera una sesión más de terapia, sino una historia de una amiga que le llegaba en cuentagotas.

Yo no podía creer, éste tipo no paraba de sorprenderme, además, actuó muy bien.

Cuándo terminó la obra, me fui directo hacia la salida del teatro. Y ahí estaba, esperándome.

lunes, 3 de noviembre de 2008

Terapia - Capítulo 6 - Episodio de la invitación

Cuándo salía para el trabajo, revisé el buzón de mi apartamento, algo que no era habitual en mí.

Para mi sorpresa, encontré en el mismo un sobre en blanco, con una flor encima. No de florería, una flor.

No tuve dudas, el que había hecho eso era él.

Saqué el sobre del buzón, y no lo abrí en el lugar, salí de casa y tomé el ómnibus enseguida.

Una vez en el ómnibus abrí el sobre, para ver que me había aprontado esta caja de sorpresas a la cual me estaba enfrentando.

En el sobre, un cartón. Solo un cartón. Nada más. Pero no un cartón cualquiera. Ese cartón era una entrada para una obra de teatro.

Me estaba invitando a ir, pero no me daba un punto de encuentro, no iba a haber una charla previa, nos íbamos a encontrar en la puerta del teatro y entraríamos a ver la obra, sin más.

Una vez más, este hombre me desconcertaba. Volví a dudar.

No sabía si ir o no. No sabía con que me iba a encontrar.


La cara de Martina, la sicóloga, la delataba. A ella nunca le había pasado algo parecido, pero le hubiera encantado.

Finalmente decidí ir. Pensé que sería bueno llegar un poco temprano cómo para poder charlar un rato con él antes de la obra, pero cómo no sabía si él iba a llegar temprano igual que yo, decidí llegar solo diez, o cinco minutos antes de la hora de comienzo.

viernes, 10 de octubre de 2008

Terapia - Capítulo 5 - Episodio de la deuda

Al haber finalizado la ingesta de los tres bombones del paquetito, de un solo tirón, no se porque, se me ocurrió mandarle un SMS al idiota:

“Me debés la plata de los bombones, así no se hacen regalos”

La respuesta no demoró en llegar:

“Es que la intención no era regalarte plata”

¿Y? ¡No me propuso nada! Éste hombre realmente era raro, una vez que yo aparentaba mostrar un primer interés por comunicarme con él, me daba una respuesta cerrada.

¿Qué intenciones tenía? ¿Porqué no me invitaba a salir?

Las dudas seguían surgiendo, ¿estaría comprometido?

Seguí esperando la respuesta durante horas, pero la misma, no llegó sino hasta el día siguiente, y no llegó en forma de SMS, sino en un sobre de papel depositado por el portero, en mi buzón.

sábado, 27 de septiembre de 2008

Terapia - Capítulo 4 - Episodio del supermercado, segundo

Caminando entre las góndolas, no lo vi venir. Pero él sí me vio, cuando puse la vista al frente, estaba ahí.

Me volvió a pedir perdón, todo colorado, me dijo que lo que había hecho le había parecido divertido, pero que entendía que yo hubiera quedado con un poco de miedo, dado que no lo conocía.

Me aclaró que no era un sicótico, me dijo que no me preocupe, y me regaló un paquetito de bombones, a modo de disculpa.

Cuando se despidió de mí, con un beso, me dejó la mente revuelta, me sentía una idiota, obviamente lo había prejuzgado, cuando él simplemente había intentado hacer un juego entretenido, original.

Pero ninguno de sus actos era común. Y ésta no era la excepción.

Cuando el mundo se movió debajo de mi, para que yo llegara a la caja del super con mis bombones en la mano, y caminando sobre el aire, noté que los bombones, los tenía que pagar yo.

Lo siguió logrando: esa noche, me comí los bombones pensando en él.

domingo, 14 de septiembre de 2008

Terapia - Capítulo 3 - Episodio del mensaje

Al día siguiente, el celular de Noelia vibró sobre la mesa, y se movió casi un centímetro, como arrimándose a su dueña. Era un mensaje de texto, que simulaba ser un recordatorio:

“No olvidar: llamar al loquito de la yerba”

No tuve más remedio que responderle, le puse que parara, que ya me estaba dando miedo, y que si su objetivo era seducirme, ese no era el camino.

Inmediatamente me llamó, y me pidió disculpas, me dijo que su pretensión, era otra, que él, en general, no era muy “normal”, y que bueno, que si me había molestado, me pedía disculpas.

Con todas estas estrategias, sí algo no generaba en mí este hombre, era indiferencia.

Finalmente, y como era de prever, nos volvimos a encontrar en el supermercado.

martes, 9 de septiembre de 2008

Terapia - Capítulo 2 - Episodio del supermercado

Nos conocimos en el supermercado. Yo estaba apunto de agarrar el último paquete de yerba que quedaba en la góndola, y cuándo ya tenía estirado el brazo, llegó el y lo agarró antes, riéndose de mí a carcajadas.

Al día siguiente, el portero del edificio, me entregó un paquete, envuelto como para regalo.

Al abrirlo, encontré la yerba, y un papel con un número de teléfono “llamame”.

Por supuesto que lo tiré, no entraba en mis planes mezclarme con un maniático que me hubiera seguido a casa para hacer esa jugada.


Martina fumaba y levantaba las cejas, con una sonrisa contenida.

Cuándo abrí el paquete, porque, de última, no lo iba a tirar, encontré otra sorpresa.

Dentro del paquete de yerba, había otro mensaje “Soy el hermano del papelito anterior, a mi no me tires como a mi hermano, y llamá a mi amigo, dale”.

Me dio risa. No me pude aguantar, ¡qué imbécil!

Con el correr de los días, este asunto fue quedando en el olvido, aunque debo confesar que dudé algunas veces si llamarlo o no, todo eso, hasta que pasó lo del mensaje.

viernes, 5 de septiembre de 2008

Terapia - Capítulo 1 - Episodio presentación de Noelia

Yo soy Noelia, nunca me había planteado llegar a terapia. Pero la vida nos plantea situaciones, y las decisiones se toman en tiempo real. No puedo esperar a otra vida para decidirme.

Vine porque, últimamente, estoy bastante confundida, lo suficientemente confundida, como para no poder explicar claramente porqué vine, pido disculpas.


Frente a ella, la sicóloga, Martina, fumaba sin detenerse. El consultorio estaba inmerso en una nube formada por el humo del tabaco de Martina, sumado al del incienso de pachuli, que además, desprendía un olor, que mezclado con el del tabaco, era repugnante, pero eso no parecía alterarla. A Martina.

Apenas se terminaba uno, encendía otro. De las dos cosas.

Hace unos meses terminé una relación larga, con un tipo, que no se describir, un tipo de otro planeta. Raro.

Él es distinto a todos los demás, todo lo que hacía, y decía, era contra puesto a mi vida gris, de oficinista, tanto así, que no entiendo cómo se fijó en mí.

Yo tenía una vida muy normal: oficina, hogar, tareas domésticas, y un día apareció.

lunes, 21 de julio de 2008

Las verdaderas causas

Esto es por la paz mundial, no queremos más guerra entre los hombres, porque no estamos aquí para eso, yo creo que cada uno debe buscar su misión en la vida, e intentar llevarla a cabo, respetando a los demás.

Por la alimentación de los niños del África, no queremos ver más niños con hambre en África, mientras otros derrochan sus abundancias, es por una humanidad más sensible y solidaria.

Es por los ositos panda. Es por las ballenas. Por el medio ambiente.

Es por los derechos de las mujeres, porque no es utópico pensar en una sociedad en la cuál la igualdad sea un hecho.

Por estas, y por muchas otras causas, quiero ser miss universo.

sábado, 12 de julio de 2008

El fanático

(Locación: kiosco, o local donde se vende timba)

- Buen día, ¿tenés 5 de oro?
- Tenemos, decime los números
- impecable, quiero dos veces el 03, el 04, el 05, y el 06.
- ¿Dos veces el 03?
- Si, si.
- Es que no se puede, tenés que apostar cinco números diferentes
- Mmm…no sabía, bue…disculpe, hasta luego.


El fanático de Rafaela Carrá salió del kiosco, decepcionado.

martes, 1 de julio de 2008

Imprecato

Los tres hombres se encontraban en la sala. En una de las paredes, un gran espejo le hacía saber al criminal que al otro lado había más gente mirando.

El agente de la ley (aquí le llamaríamos policía) lo intentaba interrogar, y el traductor lo asistía en sus funciones. Era común que los detenidos en el aeropuerto no hablaran el idioma local.

DETENIDO – No entiendo, ¿ustedes dicen qué me detienen por ser rubio?

TRADUCTOR – Si.

DETENIDO – Pero ¿es ilegal ser rubio? No entiendo, no lo sabía.

TRADUCTOR – Sadi no se le monard be imprecato. No precure.

AGENTE – Is. De lix amuse, no probeca de limprebilit.

TRADUCTOR – El desconocimiento de la ley no lo exime de culpabilidad, mi amigo. Marchó.

DETENIDO – Vayanse bien a la concha de su madre.

TRADUCTOR – sadi de írteli nela pepa del menora.

AGENTE – Mela garré. De marcant la goní prelatio en bagach.

TRADUCTOR – Dice que le chupe la pija. Y pregunta qué es el libro que traía en su bolso de mano.

DETENIDO – Una guía de turismo.

TRADUCTOR – Aturist güidans

AGENTE – Melgui tu reder de conti tusión; ¡ponetélagatorra!

El traductor y el agente se cagan de risa con ésta última frase. El detenido los mira con la misma confusión de siempre. No entiende nada.

TRADUCTOR - Dice que mejor hubiera leído el código civil; ¡Zopenco!

miércoles, 25 de junio de 2008

Campaña publicitaria

Él hojeaba una carpeta de documentos, fruncía el ceño, y se sostenía la barbilla entre pulgar e índice. Cada tanto su cabeza se movía de izquierda a derecha, en seña de negación.

En las hojas, aparecían tablas, gráficos, y conjuntos de datos, aparentemente presentados de manera simple, como para que cualquier cristiano pudiera procesarlas de manera ágil y eficiente.

Sus servidores lo miraban con una mezcla de miedo y respeto. Los informes eran claramente negativos, y sabían que la reacción del capo no iba a ser buena.

De pronto él se paró de la silla, tiró los papeles y vociferó:

- ¿Qué estamos haciendo señores?¿ La estamos regalando? ¿Resulta que ahora viene cualquier gil y se la lleva?.
No, gente, vamo` a encarar, esta no es así, nunca fue así. Acá nos está garroneando cualquiera, ahora resulta que hasta los brazucas nos están sacando la nuestra. Vamo` arriba. No seas malo.

Salimos con una campaña publicitaria, ¡ya!

Preciso una campaña simple.

Necesito una frase simpática, pegadiza, repetitiva, que no exija nada, y sobre todas las cosas, necesito una campaña austera, porque después los tenemos a todos encima, puteando con los lujos de la sede, y los otros comiéndonos de atrás, serruchándonos el piso con lo mismo, y la re putísima madre que los parió.

No hablo más, porque estoy muy caliente, se me va a zafar la boca con uno de ustedes y no quiero. Saquen ya esa campaña. ¡Ya!

domingo, 8 de junio de 2008

A sangre fría

La esperaba en la puerta de su trabajo.

Eran seis menos cuarto, pero la ansiedad me carcomía, quería verla, quería que ella me viera.

Quería ver el brillo de sus ojos, cuando alzara frente a ella el ramo de flores, que con tanto cuidado le había elegido.

Hasta que la vi, dobló por el pasillo rumbo a la puerta, y cuando me vio, puso la cara que solo pone cuándo me ve a mi, y de inmediato su boca devino en exposición de dientes.

De pronto, sentí el sonido, y la quemazón en la sien. La bala se alojó en mi mente.

Frente a sus ojos impactados, cayó mi cuerpo, coronado por las flores.

Nunca capturaron a la asesina, que sigue actuando con la misma impunidad, pero algunos vecinos la vieron escapando del lugar.

Dicen que la podrían identificar, llegado el caso. Al fin y al cabo, ver huir a una billetera armada, no es cosa de todos los días.

miércoles, 4 de junio de 2008

Grabación

¿Qué tal, amistad? Yo soy el dueño del reproductor de mp3 que, en este momento, tienes entre tus manos.

Te dejé grabado este mensaje, porque, lo que ocurrió, ya lo tenía previsto.

Tus colegas y vos, ya me tenían acorralado, y yo sabía que en algún momento me la iban a dar.

Espero que este reproductor te permita gozar de la música de las mejores maneras. Yo se que tu le vas a cargar otra selección musical, totalmente distinta, y me parece perfecto, quiero que lo disfrutes, pues éste equipo, no merece otra cosa.

Te deseo la mejor de las suertes.

Eso sí, todos los días, pero todos los días, de aquí, hasta tu muerte, no olvides revisar lo que hay debajo de tu cama antes de acostarte.

Porque la venganza, es un plato que se come frío.

Incorrecto

Poderosos.
Oligarcas.
Ladrones.
Inescrupulosos.
Trepadores.
Infames.
Crápulas.
Obsoletos.
Seniles.

Demagogos.
Estafadores.

Mentirosos.
Irritantes.
Enfermos.
Ratones.
Desastrosos.
Abusivos.

viernes, 23 de mayo de 2008

Mujer

Me tienen harta los hombres. Todos. También el que tengo en casa. Todos.

Últimamente, me despierto todos los días intentando averiguar cómo lo elegí. Cuando salgo de casa, camino al trabajo, y el tipo del kiosco de la esquina me dice ese “piropo” que, se supone, me debería agradar, me respondo que no hay dudas, que seguramente lo elegí por descarte.

El anterior, me pudrió también. Pero bueno, se jodió él. Porque de tanto jugar al buscaminas, terminó jugando al solitario.

Al subir al bondi, nunca, pero nunca, falta el idiota que te puntee. Y al pasar por una obra en construcción, o por un círculo de empresarios reunidos, conversando boludeces, tampoco se hace desear la grosería.

Sin embargo, solamente parecen poder expresar su admiración por un buen físico de manera ordinaria, y cuándo están en barra. Porque cuándo una está recontra caliente y tiene una cita, el tipo no encara nada.

Porque te respeta, ¡faltame el respeto carajo!

En la oficina, la mirada de todos mis compañeros se suicida por mi escote, abusan, no disimulan, me miran cómo si fuera una cosa.

Me tienen podrida los hombres. Harta. Todos.

Encima, hoy, los de la obra, no me dijeron nada.

domingo, 11 de mayo de 2008

Una propuesta indecente

De no haber sido porque tenía las mejores tetas que vi en mi vida, la hubiese mandado a la mierda.

La enferma me pidió algo que solamente a ella se le podía ocurrir:

- Quiero que me veas cogerme a un tipo.

Yo siempre insistía en que ella no debía ser ni la mitad de buena en la cama de lo que ella decía. Ella se decidió a demostrarme que estaba errado, aunque no de la manera que yo hubiera querido.

Estela estaba casada, pero se la pasaba jactando de sus hazañas sexuales y sus aventuras, yo no sabía si era una mentirosa, o si realmente era lo trola que decía ser.

Repito, la propuesta me pareció enfermiza, pero cuando me caliento me ablando, cual raviol pegado en olla, así que allá fui.

Cuando llegó el flaco, léase, el pata de bolsa, me metí en el placard del dormitorio, y desde allí me dispuse a disfrutar del show, a través de unas rendijas en una de sus puertas.

Estela era una fiera, lo mataba, no le daba respiro.

Quiso la mala suerte, que no escucharan el sonido de la puerta de calle, pero la buena quiso que sí escucharan el de la puerta de la heladera, el marido de Estela había llegado antes de tiempo, y se estaba sirviendo un vaso de agua.

Tuvo tanta suerte, el joven amante, que Estela prácticamente no lo había dejado ni desnudarse, con lo cual bastaron un par de movimientos, y el tipo estaba saliendo por la ventana del dormitorio.

Cuando el marido de Estela entró al cuarto del amor, era evidente que algo había pasado, la cama estaba toda revuelta, Estela estaba toda desnuda, y ante la sorpresa, le costaba disimular sus nervios. Además estaba agitada y con los cachetes colorados.

Él se dio cuenta de lo que había pasado minutos antes, y fue directo al placard a buscar al culpable.

Cuando abrió la puerta le dije:

- Yo no…

Él me interrumpió chistando, y sacando un revolver, con el mismo, me señaló la puerta, y me indicó que me fuera.

Yo no iba a discutir con un hombre armado, con lo cual, en veinte segundos estaba afuera.

Me paré en la puerta a respirar hondo, y escuché el tiro.

En camino a casa, dudé en varias ocasiones si llamar a la policía, pero ¿cómo explicaría mi situación ante ellos?¿me creerían?

Ante esta situación de incertidumbre, hice lo que suelo hacer: nada.

Me fui a casa y me acoracé en mi fortaleza, esperando que algún vecino hiciera la correspondiente denuncia.

Al día siguiente no pude ir al trabajo, ni al siguiente, ni los siguientes ocho. Llamé por teléfono y mentí.

Cuando por fin me reintegré a la empresa, se me congelaron las pelotas al verla. Estaba parada afuera, esperándome.

Rozagante, mejor que nunca, me dio un beso en la puerta, y me llevó a saludar a los compañeros que pensaban que yo estaba enfermo.

No mencionó nada del tema en los primeros minutos de trabajo, y peor, me miraba con esa mirada que me hacía cómplice de una situación que yo desconocía. Esperé que me hablara, pero no lo hizo.

No lo pude soportar, así que le pregunté que había pasado.

Me explicó que cuándo yo me fui, o mejor dicho, cuándo el marido me echo, forcejearon, y que finalmente el tiro fue a dar al abdomen de él.

Cómo no supo que hacer con el muerto, lo puso en un freezer horizontal que tenía en la casa, y siguió su vida.

Lo encontraron a los días y, por supuesto, le exigieron que explicara cómo podría estar allí su marido, sin que ella lo supiera.

Ella alegó que el marido se había ido a comprar cigarros, y nunca había vuelto. Que había creído que la había abandonado.

El oficial que la interrogaba le dijo que no lo tratara de idiota, y que ella debía explicar cómo podía tener un cadáver en el freezer, hace varios días, sin haberlo visto aún.

Ella afirmó que padece de dientes sensibles, y que los alimentos fríos le producían dolor, le explicó que el freezer, solamente lo utilizaba él.

lunes, 28 de abril de 2008

Las canciones de mi vida

No podemos seguir haciendo oídos sordos a nuestros artistas, porque ahora estamos todos quejándonos, que si se legaliza el aborto, que si no se legaliza el aborto, pero, ¿porqué no prevenimos el embarazo de las maneras correctas?

Porque los artistas rioplatenses, ya nos han indicado como se hace, y nuestra indiferencia parece no querer escucharlos.

Por ejemplo, Atahualpa Yupanqui, en su canción “El arriero”, incita claramente a que tu, hombre, te cuides de la malvada mujer, utilizando forro, en vez de confiar en que ella recuerde tomar sus pastillas:

“Los penes son de nosotros, las vaginas, son ajenas”.

Luego, Carlos Barea, en el conocidísimo “Candombe del mucho palo” también nos dijo de un modo franco, como deberíamos tratar a la chica que quiere quedar embarazada a toda costa:

“Mucho palo pa’ que aprenda, mucho palo pa’ que aprenda a no ovular, a no ovular”.

Y, finalmente, y para no parecer misógino, debería comentar, que en nuestro cancionero, también hay mensajes para que los hombres cambien su actitud.

Puntualmente, en la canción “Pa’l que se va” de Alfredo Zitarrosa, el maestro recuerda a los hombres que luego de embarazar a su chica escapan hacia Europa, o Estados Unidos, y luego ni siquiera pagan la pensión alimenticia del crío:

“No te olvides del pago, si te vas pa’ la ciudad”.

Escuchemos a nuestros artistas. No escucharlos, sería un aborto.

lunes, 21 de abril de 2008

JUE_O _E P_L_BR_S

Palabras Duarte nació en un país de mierda, no importa cual, piense usted, amigo lector, en el país de mierda que a usted le plazca, a Palabras, la cansera le impidió conseguir un trabajo digno, con lo cual, siempre fue amigo de la reposera y el matecito dulce, además del latón de agua tibia para los pies, y la Condorito.

Si se me permite, voy a hacer un comentario al margen, si usted pensó en su propio país cuando se le pidió que piense en un país de mierda, sepa que es un depresivo del carajo, y que no tiene, ni va a tener jamás, la lástima de nadie, el mundo no se va a detener para mirarlo llorar, querido.

Volvamos a lo nuestro, llevando esa vida apacible, Palabras, siempre fue un muchacho bonachón, de buen humor, y buen semblante.

Solamente había una cosa que lo ponía de mal humor, y que lo hacía pensar en las peores represalias para con sus congéneres. Que se confundieran los términos.

Los juegos de palabras, puntualmente, decía Palabras, no son el ahorcado, el crucigrama, el scrabble, la sopa de letras, y muchísimo, pero muchísimo menos, esas frases ingeniosas que, en general, son creadas por hombres como Leo Masliah, que por su bajísima autoestima, necesitan mostrarse como creativos y perspicaces, para que la gente los quiera.

Según Palabras, los juegos de palabras, eran aquellos juegos que, o bien eran propiedad de él, o bien habían sido propuestos por él.

Y guay del que lo contradijera.

lunes, 14 de abril de 2008

Rodolfo Sabenombres

Rodolfo Sabenombres, es portador de un apellido que lo signó para siempre.

Los ancestros paternos de Rodolfo, siempre se caracterizaron por tener la capacidad innata de retener nombres, de tal manera que, dado un apellido, era inmediato para ellos entregar el correspondiente nombre de pila.

Las hazañas de la familia de Rodolfo, habían sido realmente asombrosas, su abuelo, trabajó en un circo, en el cual invitaban participantes del público que pedían nombres a los apellidos mas olvidados, sin embargo, el nono jamás había fallado. Por su parte, el papá de Rodolfo, también había llevado una intachable trayectoria, desarrollando su profesión arriba de los ómnibus que recorren la capital, y, al igual que su padre –el abuelo de Rodolfo- nunca falló en una sola respuesta.

Rodolfo, por su parte, tuvo una mejor visión comercial, y llevó adelante su tradición familiar en programas de televisión.

La exposición a millones de personas, imponía en Rodolfo, una dosis de nerviosismo superior, con lo cual, Rodolfo, en cinco minutos frente a las cámaras, sufría picos de stress importantes. Pero pagaba con ello la cuota del chalet.

El mayor triunfo de Rodolfo, es recordado de una manera exacta, por Rodolfo y sus seres queridos, hasta hoy, diez años después.

Corría el año 1998, cuándo Rodolfo recibió el llamado de la producción de Susana Gimenez, y fue invitado a su programa, uno de los de mayor suceso en el Río de la Plata.

Ya en el plató, Rodolfo fue introducido por la conductora, y comenzó la dinámica de preguntas:

SUSANA- Gimenez

RODOLFO- ¡Susana!

SUSANA- Correcto, ahora vamos con uno mas difícil: Iniesta

RODOLFO- Roberto

SUSANA: Púa

RODOLFO: Victor

Pero el mayor de los retos, y el triunfo más recordado de Rodolfo recién estaba por venir, cuando Rodolfo no lo esperaba Susana inquirió:

SUSANA – (Silencio)

Cuando Susana terminó de consultar, sin brindar ningún apellido, Rodolfo transpiró. Transpiró. Pensó y pensó. No entendía el concepto, pero llegó a una conclusión, y ganó la gloria:

RODOLFO - ¡Alcides!

viernes, 4 de abril de 2008

La vida es bella

Por suerte la napo con fritas no me puede decir que no, le dije a Esther aliviado. Esther respondió, andá, si vos te pasas quejando de que estás solo, y andas todas las semanas con una sucia nueva. Epa, amiga, le deje contrariado, más respeto, no sea atrevida.

Pedí la napo con fritas al mozo, y le consulté a Esther, che ¿puede ser que vos me estés haciendo una escena de celos?, no, tarado, respondió ella con desdén, pasame los cubiertos, le dije restando importancia al tema, sin embargo antes de alcanzármelos, me consultó ¿porqué me preguntabas?, a lo que yo respondí, no, me pareció.

Pero te pareció mal, me dijo, en primer lugar, vos sos un tipo feo, y no te hablo de sentimientos, en cuyo caso serías mucho mas que feo, sino de tu cara y tu cuerpo, que son de lo mas espantoso que he visto, contando mi visita al continente africano, sos mucho mas feo de ver que cientos de niños desnutridos y a punto de morir, aparte sos peor persona, y bastante más hijo de puta, que el asesino de la Madre Teresa de Calcuta, en el caso que éste hubiese existido.

Pero si vos ni siquiera me conoces, yegua, repliqué de inmediato, pasame los cubiertos, atorranta.

Me los pasó, y se retiró indignada.

Por suerte la napo con fritas no me puede decir que no. La vida es bella, me dije.

miércoles, 26 de marzo de 2008

Con los pantalones bajos II

(No hay nada, ni nadie en escena, entra corriendo, apurado, el mismo actor que en la parte anterior hacía de “Conejo”, probablemente esto ocurre unos años después)

ILUMINADOR – Ehh…disculpen la demora, yo soy el iluminador.

El director me pidió si le tapo un bache, que se produjo, en realidad, porque en este momento iba a haber un monólogo hecho por un actor que se fue de la obra.

El tipo se piró, ensayó seis meses, y el último día se fue, ahora actúa en las simulaciones de casos de la vida real que pasan en “Pare de Sufrir”, de noche, casi en cadena nacional, buena guita de por medio.

Claro, el tipo se cavó la fosa, ahora no lo llama nadie para teatro. Porque, claro, los puristas del teatro dicen que el flaco transó. Que no es un artista, que es un mercader, un comerciante.

Pero claro, eso también lo dicen, porque a ellos nunca les ofrecieron el billetito.

Así que, aclarado el punto, les voy a explicar quién soy yo. Y que les vengo a contar:

(Un par de utileros entran un sillón, el iluminador agradece, y se sienta)

Yo soy el iluminador de la obra, antes tuve boliche, fui representante de grupos musicales, y ahora trabajo como iluminador. Digamos que desde que tuve el boliche me manejo bien con las luces, ahí aprendí una parte del oficio.

El tema de las bandas no me anduvo bien, y tuve a mi gurí, ahí tuve que empezar a trabajar enserio, por un sueldo.

Como conocía un par de personas del ambiente del arte, lo primero que me ofrecieron fue manejar las luces en un show, y agarré.

Trabajé como iluminador de Vicentico, en sus espectáculos de música del trópico, y en la obra de teatro para niños de Ruben Rada, ahí conocí al director de ésta obra, que también dirigía actores en la obra de Ruben. El hombre vio que yo no andaba mal, y bueno, me contrató para esta.

Después vino el pedido de que yo hablara, acá, en ésta parte, cuándo se le fugó el actor.

Sinceramente, y esto se los digo solamente porque el director hoy no vino, a mi no me gusta actuar, por eso no te actúo un carajo, pero la guita que me ofreció me sirve, me da para los puchos.

El director de la obra, además, hizo un curso de edición multimedia, y ahora no está, porque tiene que entregar en ésta semana, una publicidad de telecompras. Un vibrador par bajar la panza de esos que salen en la tele.

Bueno, el hecho es que me pidió que hiciera un monólogo de humor fácil, al estilo Jorge Corona, para rellenar éste bache, pero hoy, aprovecho que no está, y no te hago un carajo, ¿viste?.

Ahora, viene otro de los episodios que se presenta en la obra, los dejo con ellos, hoy no transo.

Me voy a iluminar.

(Sale de escena, apurado, al instante se siente el ruido como de que alguien llega, y saluda a los actores en la trastienda, entonces vuelve a salir apurado el mismo actor, y le hace un gesto cómplice a el público, queda claro, que el recién llegado es el director. Entonces el actor señala a alguien del público y continúa)

Me querías ahogar y te salió para el culo, cornudo, anda, ¡ahogate entre la grasa de tu jermu, cornudo!

(Vuelve a salir de escena)

lunes, 3 de marzo de 2008

Nueve amantes

Apenas puedo contar mis amantes con los dedos de mis manos, llego justo, son nueve, pero esos seis meses de trabajo en la carpintería del Neco han dejado en mí, huellas imborrables. Y no lo digo por el dedo que me falta, más bien lo menciono por la amante que perdí, justamente allí. Ella no se fue por lo del dedo. Se fue porque me metí con otra. La otra no me dio bolilla, no porque yo no le hubiese tirado una propuesta interesante, ni porque hubiera salido con la primera, sino por lo del dedo.

Tomando en cuenta los dedos de los pies, me quedan diez posiciones para ubicar a las próximas, y seguirlas contando con los dedos, salvo que alguna otra fatalidad reduzca, nuevamente, mis posibilidades de administración de amantes. Me pregunto que voy a hacer después, no porque me interese, por preguntar nomás.

Lamentablemente hace diez meses que no encuentro otra compañera de cama, con lo cual he arribado a la conclusión de que, junto con la imposibilidad de continuar con la cuenta, como una maldición, llegó el fin de mi triste carrera sexual. No por ser rápida, sino por corta (la carrera).

miércoles, 6 de febrero de 2008

Con los pantalones bajos

Parte I


(En escena, un dormitorio, cama de una plaza, mesita de luz, y equipo de audio, en un rincón, un atril con un bajo eléctrico. El protagonista, Roque, descansa. Suena el celular. Roque atiende entre sueños)

ROQUE - ¿Si?...ah bien, quedamos así…dale…mañana a las ocho entonces. Si, si. Dale. Si. Dale. Si. Dale. Si. Si. Si.

(Corta el teléfono, y le habla al mismo)

¡Me tenés podrido! Yo era Roque el rocker y ahora soy un esclavo del capital, ya no tomo, ya no fumo, ya no tengo sexo fácil en baños de boliches, ya nada, ahora respondo el celular y tengo un laburito, todo el tiempo igual, todo el tiempo.

Ta bien, ahora tengo mis cositas, me compré el Renault, me lo compré con la radio, así, todo enchulado, me compré un sudoku digital, pero ta, loco, basta, sacámela.

(Entra a escena la mamá de Roque, con una bandeja en la mano)

MAMÁ DE ROQUE – Papi, buen día, te traje tu granola, con doble ración de pasas, y miel por arriba, como a vos te gusta, varón.

ROQUE – Má, eso era antes, cuando yo era Roque el rocker, era un excéntrico, ahora me transforme en un empleado, un hombre normal, cuasi un oficinista, gris, triste, aletargado, pero apurado a la vez, la excentricidad se acabó. Traeme un café con leche con bizcochos.

MAMÁ DE ROQUE - ¿Oficinista? ¡Pero si pasás tocando la guitarra!

ROQUE – El bajo…

MAMÁ DE ROQUE – Eso, ¿qué vas a ser un oficinista si estás siempre tocando y tocando? ¡Vos sos un artista, mi amor!

Aparte, convengamos que ahora que estás con la banda nueva, estás teniendo un éxito rotundo, si viven grabando discos.

ROQUE – Si, má, tenés razón, pero yo no soy así ¿entendés? Yo estoy en otra, a mi lo que me gusta es el rock, puro, duro, crudo, yo soy un tipo tuquero, ¿entendés? ¡tuquero! Con actitud rock, má.

Aunque ahora me está yendo bien, y bueno, pasame la granola.

(Come, la madre se retira de escena, Roque come un poco más y se dirige al público)

ROQUE – Yo era rockero, no sé si éramos buenos, pero que metíamos huevo, metíamos huevo, nosotros cargábamos los equipos, armábamos el escenario, hacíamos prueba de sonido, y nos sentíamos unos reyes tocando. Los reyes lagarto.

Cada tanto nos pintaba una fanática nueva, cada tanto un nuevo manager dispuesto a hacernos famosos, y en esas vueltas, un día apareció “el conejo”, el conejo había tenido un boliche, así que estaba bastante conectado con la gente de la noche.

El fue el que mas vida nos dio. Como tenía muy clara la movida nocturna nos llevó a tocar a todos lados, y, al menos, nos dio la oportunidad de darnos a conocer un poco mas.

Igualmente, y más allá de eso, nunca llegamos a ser demasiado exitosos, por un tema de suerte, supongo.

(Roque se recuesta nuevamente en la cama. Se obscurece la escena, suena música de rock)


Parte II


(La escena es un boliche cerrado, posiblemente antes de abrir, o después de cerrar, una barra, botellas, mesas vacías, a media luz, sentados de un lado y otro de la barra están el conejo y el dueño del local, teniendo una charla entre copas)

CONEJO - ¿Te acordás cuándo pusimos el boliche en Solymar?

DUEÑO – ¡Cómo no me voy a acordar! Que tiempos…en aquellos momentos si que éramos unos genios, nos clavamos medio país ¡qué lo parió!

CONEJO – Es verdad, pero eso si, el negocio no nos andaba ni para atrás, no sacamos nunca un mango de eso.

DUEÑO – ¡Si regalábamos todo conejo! A este porque era amigo de aquel, al otro porque no se qué, a las minas, siempre encontrábamos un motivo para tirar el negocio al carajo y hacer la nuestra.

CONEJO - ¡Cómo han cambiado las cosas guacho! Hoy me cobraste hasta el aire.

DUEÑO – Llegaste como veinte años tarde conejo, ya fue regalarse, ahora tengo que bancar la familia, los pibes, yo ya no regalo nada. Salvo hoy que me agarraste buenazo:

(Saca una botella de la hilera y se la muestra)

Tequila del mejor, me lo trajo de México un amigo, éste no lo vendo, pero contigo me tomo uno.

(Sirve dos vasitos y, ceremonia de limón y sal mediante, lo beben, el conejo notoriamente no está acostumbrado a las bebidas tan fuertes)

CONEJO – ¡Suavecito eh!

(Ríen)

Vos sabes que mi vida no ha cambiado tanto, por ejemplo, ahora estoy apoyando un grupo de rock que vi hace un tiempo en un antro. Los pibes andan bien. Y tienen tantas ganas que me hacen acordar a nosotros en nuestros mejores momentos.

Por eso también te vine a ver, quería proponerte de que tocaran acá. Ellos juntan algo de gente, que te la traen al boliche, y de paso me ayudas a mi a darlos a conocer ¿qué te parece?.

DUEÑO – Mira, yo no acostumbro traer grupos de rock, es demasiado quilombo para este boliche, pero, por ser vos, si los pibes se animan a tocar desenchufados, los traemos.

CONEJO – Dale, después vemos que fecha te queda bien.

¿No has pensado agrandar el boliche? Digo, por lo que vi, te está yendo bien, a lo mejor podrías intentar hacer un lugar más grande, para más gente.

DUEÑO – No Cone, yo esto ahora lo tengo porque me hace ganar la diaria, y aparte, porque nunca pude despegarme de la noche, pero ya estoy empezando a abrirme del boliche, conseguí un socio mas joven, y mi idea es, que en un tiempo se quede él solo con el boliche.

Hace un tiempo, un cliente me ofreció participar, como inversor en una productora de cine. Después de escucharlo, pensarlo y volverlo a pensar, le acepté. No sabes como se vende eso conejo. Anda muy bien ese negocio.

CONEJO – Mirá, no he escuchado de muchas películas nacionales últimamente.

DUEÑO – Se venden para afuera Cone, es cine porno. Es todo legal ¡ojo!, pero los actores, en general, no quieren quedar quemados acá, tienen otras vidas, aparte afuera se vende mejor. Ni hacemos difusión acá.

CONEJO – ¡No te puedo creer! ¡Mirá en la que te metiste bandido! ¡Vos sos capaz de cualquier cosa con tal de ver una mina en bolas eh!

DUEÑO – No, a los estudios entro poco y nada, yo con esa parte no quiero saber nada, lo que me importa ahí son las finanzas. Solamente las finanzas.

(El conejo lo mira descreído)

¡Enserio papá! Esto lo tomé enserio, como un trabajo, como un negocio, después tengo el bar que me da la platita que necesito para el día a día.

Che ¿y son buenos músicos los pibes?

CONEJO – ¡No sabés como suenan! ¡Se tocan todo!

DUEÑO - ¿Tocan solo rock?

CONEJO – Si, son rockeros de alma los gurises, pero si los dejás te tocan lo que sea. Andan bien.

DUEÑO – Estoy precisando unos músicos, porque estas películas, tienen que tener banda sonora original ¿viste? Es todo instrumental, ¿porqué no les pedís que vayan al estudio el martes a las tres?

(Le estira una tarjeta personal, se obscurece todo, suena música instrumental típica de película porno soft)


PARTE III


(La escena es, nuevamente, el cuarto de Roque. Roque aparenta ensayar con el bajo en la falda y unas partituras en la cama, cuando se enciende la luz se inquieta y se vuelve a dirigir al público)

Yo era rockero, no sé si éramos buenos, pero que metíamos huevo, metíamos huevo, nosotros cargábamos los equipos, armábamos el escenario, hacíamos prueba de sonido, y nos sentíamos unos reyes tocando. Los reyes lagarto.

Ahora toco el bajo en una banda porno.

¿Qué es una banda porno? Es esto:

(Prende el equipo de audio, y suena música de película porno, él hace como que la toca en el bajo, y, al mismo tiempo, hace movimientos obscenos)

No era mi sueño, no. Pero no sabés como filman los soretes. Sacan una película por semana, todas con música original. Bueno, original, original, lo que se dice original. Mirá esto:

(Pone varios temas en el equipo de audio, todos son muy parecidos entre sí)

No es que me parezca música mala, está bien, pero no es la mía. ¿Y que le puedo hacer? Yo preciso comer, viejo.

(Vuelve a sonar el celular y Roque lo atiende)

Si. Si, cierto que habíamos quedado a las ocho, dale. Si. Ya estoy saliendo para ahí. Si, si. Dale. Si. Dale. Si. Dale. Si. Si. Si.

(Se vuelve a dirigir al público)

Al final ¿Sabés que es una banda porno? Una banda porno es una banda de rock que se baja los pantalones.

(Sale de escena caminando con el bajo, el pantalón, cerrado con velcro está sostenido a algún objeto fijo con hilos delgados, con el movimiento de Roque, el pantalón se desprende, de manera tal que los últimos pasos en el escenario los hace en calzoncillos)

sábado, 26 de enero de 2008

El imbatiblito

Mayúscula fue mi sorpresa al enterarme que Susana Giménez tomó la decisión de conducir, este año, un programa para niños.

Es sabido por todos, que, al igual que muchos otros, Susana repitió su fórmula ganadora durante años, he ahí el principal desencadenante de mi asombro, y no es que me importara, lo leí en una revista de chismes comprada por mi vieja, mientras cagaba (yo, no mamá).

Pero, al fin, haber descubierto esto me ayudó a comprender otra cosa que leí el domingo pasado en el suplemento de clasificados:

“Importante productora televisiva selecciona jóvenes para trabajar como asistentes de exitosa conductora de programa infantil, los interesados deben tener sentir fuertísimos deseos de formar una familia, casarse, tener hijos, y un perro labrador dorado. Mas aún, los postulantes, deben ver la formación de una familia, como la ley natural de sus propias vidas”

domingo, 20 de enero de 2008

Encuentro, desencuentro

Minutos antes de llegar al evento, un hallazgo sorprendente interrumpió mi calma y detuvo mi paso cansino.

Desde un pastizal que esperaba hace meses la llegada de una cortadora de césped, se proyectó hacia mí e inundó mis retinas el brillo dorado de una pieza única.

De inmediato supe que no debía mostrar a mis compañeros lo que había sucedido, así que les propuse que se adelanten, con una excusa trivial.

Cuando se hubieron alejado lo suficiente para no verme y luego de observar atentamente a mis costados, me agaché a efectivizar la obtención de la presea.

Con un movimiento preciso y coordinado me puse de pie y encanuté la pieza en mi bolsillo.

Medió únicamente un breve trote, y alcancé a mis camaradas.

Llegamos al sitio y nos ubicamos en nuestros lugares, luego de unos minutos de conversación me retiré para visitar los sanitarios, previo al comienzo del show.

Una vez que estuve en privado retiré del bolsillo el objeto y lo contemplé calmado.

Era un anillo, no un anillo cualquiera, uno de bodas, precioso, en su interior tenía grabada la palabra “bebota”, quizás, la palabra con la cual él se refería a ella en los momentos mas melosos.

Volví a juntarme con mis amigos con el objeto en el bolsillo, y nos pusimos nuevamente a conversar, esperando el comienzo de la gala.

Lo extraño fue que, al cabo de 45 minutos, con todos los asistentes más que nerviosos, una especie de presentador mencionó, que por razones ajenas al local, el evento se postergaría hasta la semana próxima.

Así concluye esta triste historia, en la cual, todos nos quedamos con las ganas. Sobre todo los protagonistas. Pero nosotros también.

La gente se retiró de la iglesia en calma. Nosotros también.

El anillo que tenía en mi bolsillo lo vendí. Con el arroz que tenía en el otro, hice un guiso.

A la semana siguiente todo estuvo bien.