domingo, 20 de enero de 2008

Encuentro, desencuentro

Minutos antes de llegar al evento, un hallazgo sorprendente interrumpió mi calma y detuvo mi paso cansino.

Desde un pastizal que esperaba hace meses la llegada de una cortadora de césped, se proyectó hacia mí e inundó mis retinas el brillo dorado de una pieza única.

De inmediato supe que no debía mostrar a mis compañeros lo que había sucedido, así que les propuse que se adelanten, con una excusa trivial.

Cuando se hubieron alejado lo suficiente para no verme y luego de observar atentamente a mis costados, me agaché a efectivizar la obtención de la presea.

Con un movimiento preciso y coordinado me puse de pie y encanuté la pieza en mi bolsillo.

Medió únicamente un breve trote, y alcancé a mis camaradas.

Llegamos al sitio y nos ubicamos en nuestros lugares, luego de unos minutos de conversación me retiré para visitar los sanitarios, previo al comienzo del show.

Una vez que estuve en privado retiré del bolsillo el objeto y lo contemplé calmado.

Era un anillo, no un anillo cualquiera, uno de bodas, precioso, en su interior tenía grabada la palabra “bebota”, quizás, la palabra con la cual él se refería a ella en los momentos mas melosos.

Volví a juntarme con mis amigos con el objeto en el bolsillo, y nos pusimos nuevamente a conversar, esperando el comienzo de la gala.

Lo extraño fue que, al cabo de 45 minutos, con todos los asistentes más que nerviosos, una especie de presentador mencionó, que por razones ajenas al local, el evento se postergaría hasta la semana próxima.

Así concluye esta triste historia, en la cual, todos nos quedamos con las ganas. Sobre todo los protagonistas. Pero nosotros también.

La gente se retiró de la iglesia en calma. Nosotros también.

El anillo que tenía en mi bolsillo lo vendí. Con el arroz que tenía en el otro, hice un guiso.

A la semana siguiente todo estuvo bien.

9 comentarios:

Dalma dijo...

PRI!

Estaria mejor si el casamiento se hubiese evitado antes del civil, porque cuando llega el momento de la iglesia, ya el mal está hecho.

Pero igual, una ceremonia religiosa que se frustra siempre es bienvenida.

¡Jotapé! dijo...

SEG!

Dalmax, espero que no estés dejando un mensaje antireligión en este lugar, tan puro y casto.

Perdónala señor, no sabe lo que hace.

¡Y mirá si cuando estés a punto de ir al altar te joden el tuyo!

Dalma dijo...

Si me van a joder que sea en el civil, antes de que la locura se cometa.

ex-gatopedrense dijo...

jaja sublime!
me alejé unos meses del mundo blogger. vuelvo y me encuentro con valores mas que interesantes...

volveré

besos, abrazos y franeleos del ex gato pedrense

Avanti Morocha dijo...

habria que ver que te compraste con el dinero de la venta del anillo

¡Jotapé! dijo...

Pedrense, bienvenido, y muchas gracias por esas franeleadas, ando necesitado últimamente.

Morocha, compre carne picada, para el guisito.

Salute.

Matty Ramone dijo...

Despues de leer este post revise mis bolsillos pero no, no encontre ningun anillo...
CAgada, y eso q ando falto de dinero...

Gregoria Samsa dijo...

Que insólito el destino de todas las cosas! me hizo acordar a aquella pegadiza canción de drexler "nada se pierde, todo se transforma"... aunque ahora te digo: OJO, mira que TODO vuelve... mira si cuando te cases estas en el medio de una iglesia y te olvidas del anillo de tu prometida, el cual quedó perdido en alguna cuneta, la cual encontró una vieja deprimida que le había pedido a Dios una señal del destino,entonces la vieja va y le pide casorio al almacenero que te vendió el arroz con el que el otro día te hiciste el guiso...

Bueno, esto ya fue demasiada estupidez como para debutar en mis comentarios en tu blog...

pero me gustó el blog, y volveré!!!

Saludos!

Gregoria

¡Jotapé! dijo...

Matty, ¿revisaste los de atrás? por ahí suele haber un anillo, lo jodido es venderlo.

Me fui al carajo, perdón.

Gregoria, bienvenida, y vuelve, que sin tí la vida se me va.

El arroz ese lo compré en un supermercado, sería entretenido que la veterana le pidiera matrimonio a una de las cajeras.