Al día siguiente, el celular de Noelia vibró sobre la mesa, y se movió casi un centímetro, como arrimándose a su dueña. Era un mensaje de texto, que simulaba ser un recordatorio:
“No olvidar: llamar al loquito de la yerba”
No tuve más remedio que responderle, le puse que parara, que ya me estaba dando miedo, y que si su objetivo era seducirme, ese no era el camino.
Inmediatamente me llamó, y me pidió disculpas, me dijo que su pretensión, era otra, que él, en general, no era muy “normal”, y que bueno, que si me había molestado, me pedía disculpas.
Con todas estas estrategias, sí algo no generaba en mí este hombre, era indiferencia.
Finalmente, y como era de prever, nos volvimos a encontrar en el supermercado.
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6 comentarios:
PRIIIIIIII
¡Se está poniendo buena la blognovela!
si ya de entrada el pibe se excusa que no es muy normal, yo diria que lo mejor es pedir delivery y no pisar ese super nunca mas
Definí "normal"...
Se pone buena Martín, tendría que haber leído alguna para tener un punto de comparación. ;-)
Y Dalma, si me dicen que soy "normal", me sentiría menospreciado, prácticamente.
O como se dice ahora: ninguneado.
Mi mamá dice que soy especial.
Ud es especial mijito si..!
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