martes, 21 de agosto de 2007

Princesa:

Ha llegado el momento de decir la verdad, porque ya somos grandes para la ininteligible intención del verborrágico discurso diplomático, porque los rodeos deberían quedar en el pasado, y en el campo.

Porque las cinturas deberían ser para las personas y no para las charlas que mantenemos.

Porque prefiero morir con un tenedor en la mano en medio de una lluvia de sopa, porque camino por las sendas de la vida esquivando el chaparrón de mi propia conciencia que me condena a sufrir por no decirte lo que debería, y actuar en consecuencia.

Porque elijo arrepentirme de la acción y no de la omisión.

Porque no te mereces el dolor que te causo, y porque la frialdad del sicario ya me ha caracterizado durante demasiados años.

Porque no soporto mas la convivencia con la desazón, porque no tengo un espejo, ni tengo un souvenir, porque no me banco mas tu cara larga ni me banco seguir dejando larga mi tristeza.

Porque es fútil la diferencia entre el desprecio que recibiré y el premio gordo de la presentación demagoga.

Por eso te digo:

“Es lo que hay, valor”

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