lunes, 5 de abril de 2010

El Metacuaderno Rojo

El Cuaderno Rojo, es un libro escrito por Paul Auster, que habla acerca del peso del azar y la coincidencia fortuita en la vida –y en la muerte- de todos. Está escrito en forma de relatos breves y no ficcionales, sino más bien como anécdotas que realmente le ocurrieron al escritor. Está muy bueno, aunque me pareció un poco caro para lo finito que es. Los precios de los libros siguen siendo un misterio para mí. Igual lo recomiendo. La siguiente, es una anécdota, que cuenta algo que realmente me pasó el día que leí El Cuaderno Rojo.

Pocas veces había estado en el campo más que una tarde, así soy, vivo en el centro y como no me basta con el humo de la ciudad me meto el del tabaco, sin embargo, por ser Semana Santa, tuve unos días libres en el trabajo y me invitaron a ir al campo a hacer asados, respirar aire puro, y cosas que la gente hace en el campo.

Nunca había viajado a V., así que cuando subí al ómnibus con El Cuaderno Rojo bajo el brazo no sabía que la duración del viaje sería la justa para terminar de leer la última página, el último punto, en el momento exacto en el que el chofer pisó el freno y anunció la llegada a la terminal. Me resultó curioso descubrir la coincidencia entre la duración del viaje y mi ritmo de lectura más la siesta justo en el medio del libro.

Cuando llegué finalmente al campo, lo primero que hice fue ir a dejar mi mochila a la habitación donde dormiría esa noche. Al dejarla, vi que en la mesa de luz de la que sería mi cama por ese par de noches había un libro titulado “No es Cuestión de Suerte”. Otra vez me entretuvo pensar en la casualidad de que, siendo que yo había leído un libro que hablaba de la gran influencia que puede tener la suerte en nuestras vidas, otro libro que descansaba en el campo parecía tener un sentido antagónico al mío.

Pero no fue hasta que me acerqué a mirar la tapa que descubrí el último guiño, resulta que una de las coincidencias que cuenta Paul Auster en El Cuaderno Rojo consiste en un juego de palabras con los nombres de un dúo de abogados, los tipos se llaman Argue & Phibbs, y resulta que eso, traducido al español, y con algunas letras cambiadas puede significar “Discusiones y Mentiritas” (en ingles “to argue” es discutir y “fib” mentirita). El tipo se ríe de que justo esas dos personas hayan decidido ser abogados, y que además, justo ellos dos se hayan juntado para ser socios y tener su estudio de abogados.

Bueno, decía que cuando me acerqué a ver la tapa del libro encontré que el mismo estaba editado por Ediciones Díaz de Santos. Bueno, para ser más preciso, yo lo encontré en días de santos.

12 comentarios:

Viejex dijo...

El precio de los libros son una cuestión de lo más caprichosa. Uno de esos misterios que nadie se dedicó a estudiar, vaya uno a saber por qué causa. O por que casualidades. ¿Por qué será que las casualidades siempre van de a varias? Otro misterio.

chica pastiche dijo...

Ay JP ! se me puso místico, mijo ?

Me gustó mucho su post. En primer lugar, porque ya lo extrañaba tanto, que aunque hubiera posteado una bananada, me hubiera gustado.
En segundo lugar, porque soy una persona que adora encontrar "señalitas" por todas partes.
Disfruto de esos guiños como si fueran chocolate.
Y en tercer lugar, porque me gusta mucho repetir una frasesita que dijo Allen alguna vez: la buena suerte está subestimada.

Feliz año nuevo, estimado!

ADENOZ dijo...

Y no probaste con dejar de chupar?
A mi me resultó.

ohtokani dijo...

Las casualidades no existen, mi estimado Jotapé.

Es delicioso cuando la atención nos alcanza para darnos cuenta que la vida está llena de serendipias.

Unknown dijo...

Muy bueno! Después contá cómo te fue en el campo. Seguro que algo para contar habrá.

¡Jotapé! dijo...

Veterano, capaz que sólo nos damos cuenta de las que vienen en bloques, no sé, digo por decir.

Feliz año, Pastiche, si querés podés tomar éste post como una señal de que hay que leer ese libro.

Adenoz, tengo un amigo que dice que el alcohol no se deja. Salvo que hablaras de alguna otra cosa, ahí hacete cargo vos.

Ohtokani (qué nombre más difícil de escribir), ah, yo creo que sí existen, che.

¿Qué hacés Martín? Te sigo tirando autores vivos, ¿viste? Espero no matar a Paul Auster ahora...

ohtokani dijo...

¡Qué quieres! es el amor por mis raices, es un nombre en náhuatl, significa.

"Caminante"

Saludos y porfavor, sigue escribiendo

El Estujador dijo...

Guau, eso sí que asusta.
Demasiadas coincidencias para un solo día.
Ahora a interpretarlo...
Ahí te quiero ver porque capaz que quedás medio loco, o terminás como Dan Brown (que viendo las cifras que vende, tampoco está tan mal).

Julián Sick dijo...

El comunismo ha sentado las bases en un mesita que, lejos de traer forma pentagonal (si pongo pentatónica me deschavo) refiere a las costumbre profética de abogar por el ecuestre proceder de cada miríadas de pañuelos nos atacaban! Eran como enjambres de procedimientos quirúrgicos y el olor de la brisa, la sombra de los árboles es inmensamente incomparable. No toda la vida, pero en los viajes. Me alegro muchísimo.

Marina Agra dijo...

Qué bueno que se volvió y encima con una recomendación. Los libros están carísimos, pero más cara está la ignarancia, vio! Salute, estimado!

¡Jotapé! dijo...

Keep walking, Ohtokani.

No me jodería, Estujador, para nada.

Qué comentario curioso Julián, me atrevería a afirmar que no lo entendí. Y uso la palabra montón en vez de miríada.

Y vos también volviste, Marina!

¡Abrazos para todos! Gracias por la vuelta.

Julián Sick dijo...

Brillante elección Sheipí (JP). De hecho atreverse a afirmar es un buen comienzo para levantar un blog en el firmamento web. Le mando un caluroso deseo de un feliz año y muchísimo cariño y le propongo que haga un post sobre. Gracias!

¿Dejar de chupar? Sabemos que cuando piden que dejemos de chupar es porque:
A. No está bueno lo que estamos haciendo.
B. Está demasiado bueno lo que estamos haciendo, pasemos al coito.

De nada!