Nos conocimos en el supermercado. Yo estaba apunto de agarrar el último paquete de yerba que quedaba en la góndola, y cuándo ya tenía estirado el brazo, llegó el y lo agarró antes, riéndose de mí a carcajadas.
Al día siguiente, el portero del edificio, me entregó un paquete, envuelto como para regalo.
Al abrirlo, encontré la yerba, y un papel con un número de teléfono “llamame”.
Por supuesto que lo tiré, no entraba en mis planes mezclarme con un maniático que me hubiera seguido a casa para hacer esa jugada.
Martina fumaba y levantaba las cejas, con una sonrisa contenida.
Cuándo abrí el paquete, porque, de última, no lo iba a tirar, encontré otra sorpresa.
Dentro del paquete de yerba, había otro mensaje “Soy el hermano del papelito anterior, a mi no me tires como a mi hermano, y llamá a mi amigo, dale”.
Me dio risa. No me pude aguantar, ¡qué imbécil!
Con el correr de los días, este asunto fue quedando en el olvido, aunque debo confesar que dudé algunas veces si llamarlo o no, todo eso, hasta que pasó lo del mensaje.
Crítica (sin spoilers) de Oppenheimer
Hace 1 año
8 comentarios:
Un capo el flaco!
ah que tierno!
con razón le lleno de color su vida gris..
¿por qué a mi no me perseguirán psicópatas que me dejen papelitos en la yerba? :P
mi dealer hace lo mismo con la yerba que le compro
pero yo no le doy pelota, a menos que tenga mucha necesidad y ande sin plata
Dalma, este es un blog libre de drogas.
Te agradezco.
Existen este tipo de historias todavía? que bueno!
Beso
Existen este tipo de historias todavía? que bueno!
Beso
freak total... igual, mas allá de eso, a qué super vas que tiene déficit de yerba?
El que frecuento yo hace meses tiene el lugar de las galletas de arroz vacío.No reponen pero tampoco lo ocupan con otro producto.
Bienvenidas.
Mercadito, es que Cuando una galleta de arroz se va, queda un espacio vacío, que no lo puede llenar
la llegada de otro producto.
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