martes, 13 de marzo de 2007

Entrevista al del penacho anaranjado

Marcha anti Bush. Las calles hierven. Las gomas prendidas fuego. La mayor parte de los ciudadanos protestan pacíficamente porque la visita no les parece correcta. Los garrapiñeros ofrecen su golosina a un precio promocional. Los anarko punks cargan sus mochilas llenas de piedras. Los piqueteros argentinos llevan palos. Algunos llevan molotovs. Algunos llevan su cara cubierta, otros no la tienen cubierta y pelean con la prensa para que no los filmen, ya que saben que seguramente la policía estará mirando el informativo en la seccional viendo a quien van a buscar después.

Banderas yanquis arden probablemente al son de la música del dúo Larbarnois-Carrero o algún otro grupo de folclore o murga (si es posible compañera).

Banderas de movimientos sindicales, de agrupaciones radicales, y de cuadros de fobal se agitan mientras surgen delicados cánticos desde la barra más brava de la marcha.

Ellos mismos son quienes deciden detenerse en un templo de “Pare de Sufrir” a comprobar si los vidrios eran de buena calidad. Ellos mismos son quienes ven desde adentro del templo salir a un representante de ésta religión con un arma de fuego.

Por suerte otro representante de la religión nota que van a quedar en vergüenza y esconde al personaje que había salido a defender a Dios a punta de pistola, notificándolo luego de que eso es un comportamiento antiguo que ya no se practica mas (¿?).

Finalmente pasan por otro de los puntos altos, la puerta del segundo Mc Donalds, nuevamente deciden comprobar si sus vidrios son buenos, esto lo chequean bien utilizando para ello unos lentes que habían conseguido en el camino, es que se corrió la bola que los dueños de la óptica eran de derecha…se lo merecían.

Otra vez, como en casi todas las marchas, los vidrios de Mc Donalds caen.

Al principio no lo entendía, pero ahora que lo viví en carne propia sé que puedo justificar ambas cosas:

Lo de “Pare de Sufrir” era sencillamente porque los jóvenes precisaban descargar la tensión y no encontraron la puerta abierta para entrar a tocar el fabuloso manto.

Y lo de Mc Donalds lo entendí de la boca de otro de los participantes de la revuelta, el joven dio a la prensa estas tres palabras:

PERIODISTA- ¿Por qué rompes el vidrio de Mc Donalds?
JOVEN DESQUICIADO- Porque “me encanta”.

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