martes, 27 de marzo de 2007

Matemáticamente no tenemos chance

Todo salió bien, salvé los exámenes, me dieron licencia los días solicitados, mi esposa obtuvo la suya en los mismos días, y los niños quedaron internados en Montevideo por una sospecha de Dengue que finalmente resultó ser una pequeña sobredosis causada por los psicofármacos que toma su mamá cortados con refresco Ving.

Así fue que partimos a disfrutar de unas merecidas vacaciones en el Polonio con la patrona.

Hasta que llegó la profecía, un día tirado en la arena, mirando europeas en topless, empachado de buñuelos de algas y mejillones a la provenzal y con tres collares artesanales en el cuello descubrí que estaba en el mejor estado en el cual podría llegar a estar en toda mi vida.

Fue así que verifiqué que las cosas que se hacen por nada son las que nos generan verdadera felicidad, laburar no me hace feliz, porque lo hago para que me paguen el sueldo, escuchar como un lobito de mar bebé me habla sobre la vida mientras sufro delirios por mi intoxicación marina, en cambio, si.

Estudiar no me hace feliz. Ver a Omar todos los sábados aunque no me guste la cumbia, si.

Usar el Excel no me hace feliz. Usar el Explorer para mirar pornografía, si.

Pero hubo una revelación aún mas inquietante, llegó un momento en el cual, mientras pensaba todo esto, la maldita lógica tuvo que surgir, obteniendo el razonamiento que expongo a continuación:

Si hacer cosas inconducentes me genera felicidad y hago cosas inconducentes, obtengo felicidad.

Por lo tanto lo que hice no fue inconducente, entonces no me haría necesariamente obtener felicidad.

Finalmente jamás vamos a ser felices, porque no hay nada que nos haga obtener felicidad, ya que apenas nos hace obtenerla cae en contradicción con el hecho de ser inconducente.

Jamás seremos felices, es mas, vamos a morir revolcándonos en nuestras propias miserias.

Porque no hay manera de que no sea así.

Porque es como la lógica lo dice.

L.Q.Q.D.

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