miércoles, 14 de febrero de 2007

La boda de mi mejor amigo

La vida, el destino, el amor…no tengo claro quién nos reúne hoy en esta hermosa iglesia.

En cualquiera de los casos nuestros queridos Luján y Diego han decidido unirse en matrimonio y nos invitaron hoy a compartir su alegría.

Mi amigo, cuasi un hermano Diego me honró pidiéndome que diga algunas palabras en este momento, y yo asumí esa responsabilidad, sepan que me siento privilegiado de estar frente a todos ustedes para contarles mis percepciones sobre esta locura de amor que está por ocurrir frente a sus ojos.

Con Dieguito nos conocimos hace dos décadas, en nuestra época de escolares y a partir de ahí nuestros caminos jamás se separaron, llegando hasta hoy, día en que Diego abandona nuestro apartamento de solteros en el cual vivimos juntos los últimos cinco años para comenzar su nuevo proyecto, y por supuesto se lo va a extrañar.

Nuestra amistad fue objeto de bruscos crecimientos generados por intensas experiencias que forjaron nuestras actuales personalidades y posturas ante la vida.

Recuerdo con increíble claridad el día en que descubrimos el amor unitario, convirtiéndolo luego en parte de nuestra rutina diaria hasta hoy.

Luego llegó Jorge, el papá de Diego que fue quien nos llevó a debutar, es imborrable para mí la cara que puso al vernos llegar tan indefensos y nerviosos aquella maestra del amor.¡Grande Jorge!...esa veterana bancaba camiones.

Extiendo mi brazo hacia Jorge con una sonrisa cómplice en mi rostro y levanto el pulgar de mi mano en signo de agradecimiento, su esposa Norma lo mira con notoria indignación, el resto de los asistentes mira a Norma esperando ver su reacción y Jorge saca pecho y con su frente en alto me lanza una guiñada como diciendo “De nada pibe, cuando quieras volvemos”.

¿Y el viaje a Brasil? No...de eso no voy a hablar porque tiene historias MUY ZARPADAS.

Y de Luján ¿qué te puedo decir a vos Lu? sos una divina, apenas te conocimos vimos que con tres birras encima te prendes en cualquier locura, así fue que conociste mas profundamente a casi toda la barra, vos sí que sabes divertirte.


Le tiro un beso a Luján y le dedico unos segundos de movimientos pélvicos. De los ojos de su madre brotan unas lágrimas. Su padre no asistió a la boda por vergüenza. Diego agacha la cabeza, Luján fija la mirada en una imagen religiosa evitando así cualquier contacto visual, los de la barra de amigos se miran entre ellos haciéndose gestos obscenos y me incluyen en el juego, al cura se le escapa una mirada fogosa y el resto de los asistentes murmura.

Por esto y mucho mas es que los queremos tanto y les deseamos la mayor de las felicidades.

Sabemos que van a mantener su hermosa esencia y que siempre volverán a sus raices, después de todo, lo bueno si es prohibido, es diez veces bueno.

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